Desde mi ventana, contemplo pasar los días como una película con la toma estática, el mismo paisaje urbano que se extiende hasta el infinito, con los mismos árboles que crecen en el andador, con los mismos vecinos, con diferentes peatones, con diversos vehículos, con la locura de la vida cotidiana…desde mi ventana, me he enamorado cientos de veces, me he reído en incontables ocasiones, he sentido envidia, he sentido lástima, me he sentido afortunado, me he sentido desamparado…y qué importa si soy un psicópata en la ventana abarrotada de un psiquiátrico que mira la locura de los cuerdos…y qué importa si soy un ejecutivo disfrutando de las hormigas que se mueven a toda velocidad desde las alturas de mi penthouse…y qué importa si mi ventana es de cartón y soy un vagabundo escondido en las oscuridades de un callejón olvidado por Dios…y qué importa si soy un estilista gay que se mira en el reflejo del cristal saboreando las miradas lascivas de los homosexuales de closet…y qué importa si soy ama de casa que barre y trapea frente a la transparencia del cristal que es mi prisión…y qué importa si soy el criminal del CE. RE. SO. de la localidad que envidia la libertad de los transeúntes…y qué importa si soy el niño atrapado de 7:00 a 15:00 en una guardería del Seguro Social mientras papá y mamá respiran sin mí…y qué importa si soy el político mirando a sus paisanos desde las alturas de el Palacio de Gobierno riéndose a carcajadas…la verdad, no importa, es mi ventana, es mi percepción, es mi exclusiva ante la vida diaria, el personaje y el rol en la vida que desempeño, realmente no importa, soy un observador más, entre todas las ventanas que observan diariamente el desarrollo de la vida cotidiana…desde mi ventana, entra el mismo rayo de sol y el mismo resplandor de luna que en la tuya.
jueves, 16 de octubre de 2008
Desde mi Ventana
Desde mi ventana, contemplo pasar los días como una película con la toma estática, el mismo paisaje urbano que se extiende hasta el infinito, con los mismos árboles que crecen en el andador, con los mismos vecinos, con diferentes peatones, con diversos vehículos, con la locura de la vida cotidiana…desde mi ventana, me he enamorado cientos de veces, me he reído en incontables ocasiones, he sentido envidia, he sentido lástima, me he sentido afortunado, me he sentido desamparado…y qué importa si soy un psicópata en la ventana abarrotada de un psiquiátrico que mira la locura de los cuerdos…y qué importa si soy un ejecutivo disfrutando de las hormigas que se mueven a toda velocidad desde las alturas de mi penthouse…y qué importa si mi ventana es de cartón y soy un vagabundo escondido en las oscuridades de un callejón olvidado por Dios…y qué importa si soy un estilista gay que se mira en el reflejo del cristal saboreando las miradas lascivas de los homosexuales de closet…y qué importa si soy ama de casa que barre y trapea frente a la transparencia del cristal que es mi prisión…y qué importa si soy el criminal del CE. RE. SO. de la localidad que envidia la libertad de los transeúntes…y qué importa si soy el niño atrapado de 7:00 a 15:00 en una guardería del Seguro Social mientras papá y mamá respiran sin mí…y qué importa si soy el político mirando a sus paisanos desde las alturas de el Palacio de Gobierno riéndose a carcajadas…la verdad, no importa, es mi ventana, es mi percepción, es mi exclusiva ante la vida diaria, el personaje y el rol en la vida que desempeño, realmente no importa, soy un observador más, entre todas las ventanas que observan diariamente el desarrollo de la vida cotidiana…desde mi ventana, entra el mismo rayo de sol y el mismo resplandor de luna que en la tuya.
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