domingo, 29 de marzo de 2009

Nacho Vegas & Christina Rosenvinge - Verano Fatal

R. I. P. (Resurgimiento Inesperado del Pasado)

Ignorar las causas no implica desvanecer los efectos,
La astucia del subconsciente para desenredar la simpleza
De nuestra compleja absurdez, sobredosis de nostalgia
Embalsamamiento de sentimientos ancestrales,
Resurrección de mártires y dolorosos pensamientos.

Correremos en círculos, gritaremos ensordecedoramente al silencio,
La raíz del miedo, el indicio de la tristeza,
La fortaleza sumergida en un vendaval de eyecciones y deyecciones,
Miradas empañadas, precipitaciones interiores, lavado humano,
Mártir con freno de mano, doloroso resurgir de terapias inconclusas.

martes, 24 de marzo de 2009

Duermevela

Solamente se despierta una vez del sueño,
Así que, soñaré despierto hasta que llegue el momento
De dormir a tu lado toda mi vida, porque todas las noches serás mía,
Dejaré divagar al subconsciente desde tu mirada hasta tu vientre.

La paciencia es la virtud del soñador, darle forma y esencia al sueño anhelado,
Dibujar tu mirada con mil colores, sumergirse en tu sonrisa vertical y tus sabores,
Siempre, en el duermevela, como instantáneas pictográficas, resumo mis deseos,
Eres el ave retratada en mis dulces fantasías, seducido ante el despliegue de tus alas.

Solamente se despierta una vez del sueño,
Así que, guardaré los bosquejos que he soñado de ti, de mí,
Alimentaré la ilusión al soñar que muere lentamente, parte de mí, en ti,
Dejaré en libertad mis deseos comprimidos por emociones reprimidas.

domingo, 22 de marzo de 2009

Asche auf See

El viento cargado de ceniza,
Vaho vehemente que se exhala en la oscuridad,
Expectante canalización de causas y efectos estelares,
Sueños, disturbios emocionales, pesadillas renuentes,
El instante se condensa, los pulmones se cierran, la ceniza vuela.

Bocanadas de vida mientras me encierro en mi interior,
Gotas de lluvia se deslizan en mi exterior, intermitentes y solventes,
El aire en mí, la herida de ti, el rumor de tu piel se desliza en mis ensoñaciones,
A media luz, no dejaré de pensar en ti, mataré el alma de un cigarrillo en mis labios.

El viento cargado de ceniza,
Mi alma aligerada de vida, mi corazón flamante en combustión,
Atento a la descarga de emociones, vigilante del manto estelar a punto de estallar,
Utopía del aburrimiento que se marea en la tempestad,
Un momento de abreviación entre el hombre y su reflejo en el mar.

lunes, 16 de marzo de 2009

7ma y Última Parte: Purgatorio

Caminó sin rumbo fijo, tambaleante, titubeante de sí mismo y sumido en todo lo ocurrido en su mente. ¿En su mente? Se encontraba en estado de desintoxicación de la vida, de su propia existencia y sus pecados. Bebió un largo trago de su café mientras zumbaba en sus oídos la estridente melodía que de su reproductor emanaba. Fumaba incesantemente y se negaba a introducirse en sus propios pensamientos, caminaba por robarle unos instantes a la muerte. Terminó derrumbándose en el frío asfalto de un callejón oscuro y solitario. De sus ojos salieron frías lágrimas de dolor, él sabía lo que le pasaba y se negaba a aceptarlo. Volvió a fumar. Cerró los ojos empapados por sus lágrimas y se perdió.

“¿Subes, bajas o te quedas?” Pronunciaba una voz lejana que lo despertó de su somnífero estado de reposo mental. Comprendió que había llegado el momento de elegir, y su alma se alejó de él para dejar al cuerpo decidir por sí mismo. Enmarcados frente a él, colgaban 6 escenas fragmentadas de los acontecimientos iniciados esa mañana en aquél insignificante café. Las penas que lo agobiaban deterioraban cada una de las imágenes frente a él. Las heridas en su cuerpo reflejaban los dolores que su alma había absorbido por sus acciones. Era momento de purificarse o terminar de pudrirse. No daba crédito a lo que acontecía en su interior, e intentó descifrar las imágenes frente a él.

En el bosque descubrió la libertad animal a la cual había renunciado por un mundo material. En el cielo se descubrió insignificante. En el desierto enfrentó a su mayor temor. En el glaciar recobró fuerzas de flaqueza. En la inmensidad del infierno se descubrió vulnerable a los placeres mortales. En la profundidad del mar comprendió que el cuerpo sin alma no es más que un caparazón olvidado en la oscuridad de lo material, que uno por si mismo es capaz de sobrevivir a los placeres terrenales.

Paralizado y pensativo, su cuerpo terminó de desintoxicarse, litros de lágrimas y sudor manaban de sus poros. Sus heridas se cerraron, y su alma regresó a su cuerpo, limpia y transparente. Despertó por unos instantes de su ensoñación. Su cuerpo no era el mismo, le faltaba el aliento, y de sus entrañas expulsó un grito mudo, distorsionado. Había vuelto a nacer.

domingo, 15 de marzo de 2009

6ta Parte: Mar

Apagó el reproductor, se incorporó de su asiento y se dirigió hacia el sanitario. Estaba pálido, sudaba frío, se sentía enfermo. Estaba enfermo. Abrió la llave del lavabo y tomó un poco de agua e inmediatamente hizo gárgaras y la escupió. Se remojó el rostro y se miro al espejo. No pudo soportar la visión que reflejaba la imagen frente a él. Sintió unas arcadas en su garganta y corrió rumbo al inodoro. Vomitó todo lo que su estómago le permitió hasta lastimarse el esófago y la garganta. Permaneció estático, con la mirada fija hacia el interior del retrete. Accionó la palanca y se perdió en el remolino que provoco la evacuación. Sintió que su cuerpo se sumergía en el líquido y se sorprendió flotando en el océano. Sintió la presión sobre su cabeza, la sintió a punto de explotar, soltó por completo el aire que contenían sus pulmones, las burbujas que expulsó su cuerpo mostraban un aspecto grisáceo con ciertas tonalidades rojas. Sintió morirse, pero reaccionó, sus ojos parpadeaban intermitentemente, la presión aminoró sobre él. Agitó sus brazos y comenzó a nadar, por primera vez se sintió libre de la carga que soportaba en la superficie. Se hundió aún más, quería llegar hasta las oscuridades del fondo del mar. Quería vivir su muerte en la extrema oscuridad. Daba piruetas en aquél espacio sin gravedad, su cuerpo vibraba de la emoción, pensó que todo aquello era su verdadera realidad. Todo él era una burbuja que se hundía en contra de la presión que lo empujaba hacia la superficie. Se negaba a emerger. Nadaba sin parar, su mente estaba en blanco, lo único en él eran burbujas y sal. El agua salada comenzó a erosionar su piel, se desgastaba sin percatarlo, mientras tanto, la fauna marina se alimentó de él. La suciedad en su cuerpo fue lavada en la profundidad del océano, de repente, se detuvo. Sus brazos no respondían a sus deseos de seguir nadando, sus piernas igual dejaron de moverse, su corazón se detuvo lentamente, y a través de las cuencas de sus ojos pudo vislumbrar la sustancia que alguna vez fue alejarse de él, emergiendo hacia la superficie, dejando la materia sepultada bajo el agua. Sus pulmones se abrieron en un santiamén, grandes bocanadas de aire penetraron en él, regresándolo súbitamente a la realidad del cuarto de baño en el que se encontraba su cuerpo. Mareado y distraído se incorporó del suelo, se enjuagó la boca y se volvió remojar el rostro. Y salió del sanitario y se dirigió a su mesa.

La mesera le pasó su cuenta, estaban por cerrar, pidió un café para llevar y se dirigió hacía la calle. Encendió un nuevo cigarrillo, accionó su reproductor y caminó.

Drive boy
Dog boy
Dirty numb angel boy
In the doorway boy
She was a lipstick boy
She was a beautiful boy
And tears boy
And all in your innerspace boy
You had chemicals boy
And steel boy
Ive grown so close to you boy
and you just groan boy
She said comeover comeover
She smiled at you boy

sábado, 14 de marzo de 2009

5ta Parte: Infierno

Respiró profundamente una bocanada de aire puro proveniente de la ventana abierta del local, debido a que aún temblaba de frío decidió ponerse su chamarra de cuero negro, encendió un cigarrillo debajo del umbral de la ventana mientras vislumbraba el exterior oscuro y poco iluminado por los faroles antiguos del alumbrado público. Era un mar de gente que iba y venia sin titubear de un lado hacia el otro de la calle, todos y cada uno de ellos en su propio mundo, algunos platicando entre ellos, otros simplemente divagando mientras caminaban esquivando personas en la acera. De repente, cayó; hundiose en una bruma espesa de azufre, el frío que antes lo atormentaba se fue evaporando en una nube sucia proveniente de arriba, abajo, izquierda y derecha, por todos lados aparecía y se apoderaba de su cuerpo. La música de su reproductor sonaba muy distante en ese preciso momento, la nicotina y la cafeína en su organismo parecían hervir dentro de él; su visión se ampliaba enfocando múltiples imágenes simultáneas que denotaban verdades y mentiras, misterios y cenizas. La bruma se disipó, dejando a descubierto la exuberancia de dolor de múltiples almas que deambulaban sin dirección fija, sintió perder las fuerzas recién recobradas en el glaciar, divisó a lo lejos entes extraños que golpeaban, insultaban y castigaban impunemente a cada espectro que deambulaba cerca de ellos. Sintió por completo sus fuerzas desvanecer, el olor a azufre era insoportable, sus venas se abrían impulsadas por fuerzas sobrenaturales que le suministraban una sobredosis de lujuria (violándose a sí mismo con su lengua bípeda), de gula (devorando sus entrañas y las pocas bondades que aún habitaban en él), de avaricia (atesorando su carne por encima de su alma), de pereza (sintiendo el desgano por recobrar su propia existencia), de ira (contra su propia persona, amando sus defectos y exprimiendo sus cualidades con sus propias manos), de envidia (cosiéndose sus propios ojos después de regodearse por su propia caída en desgracia) y de soberbia (sobrevalorando el Yo subvalorizando al Dios y entregándose a la perdición de su propia alma). Poseído por sus 7 rostros oscuros, deambuló sometiendo su cuerpo a mutilaciones, violaciones e incestuosos actos carnales (siendo su propio ser la prostituta de la cual todos aquellos falos endemoniados satisfacían sus máximos placeres carnales contenidos en su vida terrenal). Su alma transparente poseyó con duras dificultades a su propio cuerpo, dirigiéndolo hacía “La Porte de l'Enfer”, para recobrar su deteriorada libertad. Una luz de neón pasó por delante de él, regresándolo a la realidad, miró de soslayo su cajetilla en el suelo, y de frente a él, su mesera cuestionándolo sobre su estado físico y mental.

Se incorporó dificultosamente, sentándose sobre la silla de manera que recién le habían reacomodado sobre sus cuatro patas, encendió un nuevo cigarrillo y ordenó un nuevo café, su vida se le iba por entre las manos y él no quería marcharse. Sudor frío le recorría por toda la piel, el humo de su cigarrillo salía expulsado de sus pulmones y un sorbo de café se introducía en su organismo por enésima ocasión. Puso play a su reproductor.

What is this that stands before me?
Figure in black which points at me
Turn around quick, and start to run
Find out I'm the chosen one
Oh nooo!

viernes, 13 de marzo de 2009

4ta Parte: Glaciar

Se enjugó el sueño de sus ojos, como si tuviese arena incrustada en ellos. Al probar un nuevo sorbo de su taza blanca, comprobó que estuvo sumido en el letargo por un largo rato, su café estaba helado, su cigarro consumido por completo encima de los añicos del papel impreso con letras banales. Pidió una nueva taza a su mesera, ésta le lanzó una fría mirada por encima de una sonrisa menos calida que ésta. De repente, penetró en él una brisa helada que le caló cada uno de sus huesos, el relente del ocaso comenzaba a infiltrarse en el establecimiento. Encendió un nuevo cigarrillo mientras le servían una nueva taza, perdiéndose en la totalidad de la escena que tenía delante de él, evaporando todo en ella, desapareció de sí. Apareció en otro lugar, en otro momento, en un nuevo instante que no era de él, pero ahí estaba él. En medio de una nueva desolación, se sentó encima de un témpano y se limitó a observar aquél espejismo blanco que lo rodeaba. Se enfocó en aquél viejo pingüino que avanzaba sutilmente en dirección a él, su andar era cuasi cómico, cuasi delirante, hasta que se sumió en los detalles, su mirada fija, su graznido intermitente, su piel dura y lubricada por litros de aceite animal, y su semblante le sugería que era momento de dejar de llorar, lo asimiló al momento que sintió un revés de su aleta en su rostro, aquél ser lo empujaba a asimilar aquella hombría deteriorada en cada lágrima depositada en sus mejillas laceradas. Se puso de pie, y se encaminó al risco de hielo que se alzaba en aquél peñasco, pensando en lo acontecido se imaginó a sí mismo como aquél jovial delfín, que podía ir y venir del frío al calor, de lo amargo a lo dulce, de lo blanco a lo negro sin inmutarse, quería ser así, adaptable. Aquella fauna ártica que descubrió en su interior gélido; la foca suministrándole una porción de poder y energía y otro poco de sensibilidad a sus circunstancias actuales, su alma se desvanecía pero su cuerpo reforzaba su vida; la locura hizo su aparición, su comportamiento extravagante irradiaba en aquél desamparado entorno, la morsa le hablo por debajo de sus enormes colmillos, recordó a Lennon, se arqueó por una súbita carcajada que lo reanimó; se sintió apto para comenzar a calentar su corazón de nuevo, un oso polar lo alentaba, le daba coraje, lo alimentaba en su seno y lo amedrentaba en su furia. Salió corriendo sin mirar atrás, su cabeza era un zoológico de caracteres, resbaló encima del hielo quebradizo y se hundió en una mar de guiños punzo cortantes que se adentraban en su organismo…abrió los ojos y se descubrió llorando.

Temblando por la heladez que lo abrasaba en aquél rincón, absorbió grandes tragos de su caliente brebaje, esta vez no consideró las dos tabletas de azúcar y bebió la amargura que partía de él. Aspiró nuevas dosis de nicotina y se dejó llevar por la música en sus oídos.

Experts, experts choking smokers,
Don't you think the joker laughs at you?
See how they smile like pigs in a sty,
See how they snied.
I'm crying.

jueves, 12 de marzo de 2009

3era Parte: Desierto

Abstraído en aquella lectura absurda y barata, con los sonidos estridentes de un solo de guitarra combinado con teclados, unas cuantas bocanadas a su cigarrillo y unos sorbos, mejor dicho tragos desesperados a su brebaje, se perdió de nuevo en sus cavilaciones. El viento que le pegó súbitamente en el rostro contenía grandes cantidades de vapor hirviente, su rostro se llenó de arena, todo delante de sí era un vasto mar dorado y por encima un cielo azul profundo y sin una pizca de nubes en toda su extensión. Como si los ángeles se las hubiesen alejado para siempre, orillándolo a vagar bajo la incandescente luminosidad e intensidad del sol que, sin contemplaciones, le quemaban sus brazos desnudos y su frente despejada. Sentía que el cuello le quemaba, sus ropas no eran nada livianas, que sintió deseos de deshacerse de ellas, se despojó de su camiseta, tiró su calzado a la inmensidad del desierto. Era él contra sus fuerzas, eran él y sus manías en contra de lo que más temor le producía internamente. La soledad. Perderse dentro de sí, alejarse de lo material que le daba cobijo, desprenderse de sus propiedades físicas que lo mantenían entretenido en la vil opulencia de la vanidad, olvidarse de lo sentimental de compartir con su pareja momentos de intenso calor corporal para perderse en la frialdad de su interior. El astuto zorro que habitaba en él lo amedrentaba, la zigzagueante serpiente que le suturaba las sienes con sus artimañas para hacerlo perderse en sí. Un remolino de arena y polvo le cubrió los ojos, lo hundió en una duna, un barján astillado en medio de su penar, se arremolinaron sus pensamientos y crearon arenas movedizas debajo de sus pies.

Entre giro y giro, se desvaneció, se mezcló con la arena y se descubrió añadiéndole azúcar a su tercera taza de café, la revista estaba hecha trizas y ardiendo bajo la lumbre de su cigarrillo en la acera de enfrente de la cafetería.

miércoles, 11 de marzo de 2009

2da Parte: Cielo

Sumido en progresivas interpretaciones de música clásica y heavy metal, recibió con correspondencia y gratitud su segunda taza de café, americano con dos de azúcar. Regresó embelesado por el complejo sendero que marcaba el recital ejecutado en sus tímpanos, saboreó unos sorbos de su bebida y aspiro simultáneamente tres chupetes a su habano ardiente, cerró los ojos y el destello de un haz de luz lo transportó directo al cielo. Se sintió ligero, cual copo de algodón volando sobre el campo. Despistado, se sumió en un estado letárgico en medio del aglutinamiento de vapores raros que encubrían su cuerpo convertido en polvo y gravitacionalmente liviano de penas y estupideces en su mente. La vista desde allá arriba era portentosa, inimaginable pero real, no había fin para tanta belleza, pero, debido a su naturaleza deprimente consideró los puntos de vista erróneos ante tal apreciación. Su cuerpo comenzó a obtener peso de nuevo, su diminuta existencia terrenal lo agobiaba, el vasto panorama ante él lo amedrentó internamente, se sintió ser absorbido por aquél inmenso espacio de vapor y agua a punto de condensar, y fue precipitado por el aleteo de una manada de ángeles que lo expulsaron de aquél grandioso terreno que se le cerraba a sus sentidos, sin siquiera comenzar a explorarlo. El cielo y el paraíso no son aptos para los dementes de corazón, se dijo a sí mismo, cuando se precipitó ante su cuerpo sentado y desorientado en medio de la cafetería ubicada en la esquina sur del zócalo de su localidad. En ese instante, abrió de nuevo los ojos.

Ofuscado, y completamente desconcertado, se puso de pie y caminó en dirección a un quiosco y se compró algo para entretener su mente, lo que sea, no quería seguir pensando más.

martes, 10 de marzo de 2009

1era Parte: Bosque

De repente, cerró los ojos y, tras una leve bocanada de su cigarrillo, se sumergió en el sabor que emanaba de su taza de porcelana azul, el café lo transportó de inmediato hacía el bosque. Se llenó de vida, como si las penas que le agobiaban momentos antes de entrar a la cafetería se esfumaran como el humo de su cigarrillo y el vapor de su café. Sintió el olor de la vida silvestre y despreocupada, se despojó de sus prendas y dio inicio a su andar, su cuerpo se adaptaba con facilidad a la senda no trazada entre árboles y hierbas, como si conociera el camino a seguir. Los sonidos eran magníficos, inundaban sus oídos como si fuese parte de una gala por sus exequias. Reconocía el aullido del lobo que asemejaba su astucia perdida, el siseo de la serpiente semejaba su carácter débil ante las circunstancias difíciles de su vida, el chillido del mono que lo transportó a sus debilidades y vicios terrenales, la himpla del puma le recordó la soledad de su alma y la adaptabilidad de su espíritu ante sus pesares; el gorjeo, el graznido y el trinar de distintas aves le demostraron que su lugar no era en lo material sino en lo etéreo del espacio y lo inocuo del tiempo. El aroma del bosque se mezcló con la esencia de los granos que emanaba de su porcelana…en ese instante, abrió los ojos.

Se sintió desorientado, mil ideas pasaron por su cabeza, asimiló con dificultad las imágenes que le cruzaban por los ojos y la mescolanza producida por las alegorías reproducidas en su cabeza. Notó que su taza estaba vacía y ordenó otra taza de café, y encendió un nuevo cigarrillo y le puso play a su reproductor de música personal.

Lady Gaga - Just Dance

domingo, 8 de marzo de 2009

Vacuo

Llenar el vacío que existe dentro de una existencia dúplex,
Aún cuando las conexiones entre los estados de ánimo
Y los estados de ocio, establezcan distorsiones,
Reduzcan contemplaciones y fabriquen abstracciones del ser y,
Sometiendo al yugo generacional, en una oda tradicional de ondas perennes,
Bajo el control serial de asesinos pragmáticos, conservadores en celo,
Innovadores en recelo, soñadores existenciales y,
Mil historias sin fin, reglas sin obedecer, instantes sin recordar, Coba a emperatrices que dan ribetes de sensualidad,
Llenar el vacío del alma onanista en la estación de la pasión.

miércoles, 4 de marzo de 2009

Santa N (Carlos Ann & Mariona Aupí) - Todo Para Mí

Entre Mares y Montañas

Entre mares y montañas.

Detrás de la montaña se encuentra el mar que,
Ahoga mis manías y mis extravagancias amuralladas por la cordura,
Tímido y pasivo entorno, como encendedor sin gas,
Crepúsculo de almas oxidadas bajo la intermitente luz del alba
Que se posa en el horizonte entre nubes discontinuas.

Entre estarse y alejarse.

Fluye, determinantemente, el escarceo sobre mis contenciones,
Alterando la pasividad, turbando mi semblante, por la nostalgia,
La nostalgia del remanso del agua, al estrellarse con el malecón,
A kilómetros del frío solitario que experimenta el ermitaño,
A instantes del calor que saborean las gaviotas al entrar al océano.

Entre soroches y mareos,

Delante del mar existe la montaña que,
Alberga mis locuras y mis fantasías adoquinadas por la soledad,
Resuelta y agresiva atmósfera, como avalancha en la cordillera,
Aurora de cuerpos descompuestos bajo el hielo que cubre mis heridas
Que se desvanece desde la cresta por impulso de mis excesos,

Entre irse y quedarse,

Obstruida, indefinidamente, la huída del mundo de mis sobriedades,
Conservando el secreto, perturbando la sonrisa, por el regocijo,
El regocijo del fluir de estrellas en la cumbre del cielo que tocan mis alas,
A kilómetros del bochorno de las hogueras de las vanidades,
A instantes del frío que hela las inquietudes del niño que lloraba por envejecer.

domingo, 1 de marzo de 2009

Espejos y Espejismos (Desaparecer de sí)

Entre espejos y espejismos avanzaba, tímida y pausadamente, las imágenes que reflejaban y, aparentaban simular sus pensamientos, se remolinaban frente a sus narices, dando forma a un sueño en el tiempo infinito de un respiro. Se daba cuenta de que, su imaginación era eterna, que sus palabras se las llevaba el viento y las devoraba el diablo, que sus sentimientos eran recetarios que, pasarían de mano en mano por toda la extensión de su árbol genealógico; que él no era para sí mismo como lo era para su espejismo. Ante el espejo, él encontraba el reflejo de lo mortal que formaba parte de él, ordinario y común, una imagen que con el paso del tiempo se iba marchitando y con ella, se difuminaba el brillo en sus ojos, carentes de vida y expresión. Ante el espejismo, él se encontraba inversamente proporcional a su reflexión habitual, dentro de ésta ilusión óptica él, llenaba los espacios en blanco que el espejo era incapaz de rellenar por su cuenta, él era mortal y eterno, dividía su existencia entre la senda de lo real y lo imaginario. Al darse cuenta de ello, se volvió al espejo empañado de su cuarto de baño, la imagen opaca que antes reflejaba de él, súbitamente revelaba una nueva evidencia contundente de sus pesquisas, su imagen se volvió transparente, traslúcida sensación de dejar de pertenecer al mundo de egos y sensibilidades superfluas…y desapareció de sí.