sábado, 1 de noviembre de 2008

Semana Mortuoria: Contacto con el Más Allá (Sombras en el Maizal)


Fin de semana en el campo, en familia, con amigos, la ocasión era propicia exclusivamente para la diversión, y así lo fue…hace algunos años, en un pueblo llamado Calkini en el estado de Campeche, organizamos en conjunto mi familia y muchos amigos de mi hermano y míos, una visita a un terreno que tienen unos amigos por allá, así que, luego de una mañana de alberca, futbol y demás actividades recreativas, entre vino, cerveza y licor, pasamos una velada alrededor de una fogata, cantando acompañados de mi hermano en la guitarra, degustando unas quesadillas con carne asada y demás, poco a poco nos fuimos yendo a descansar sobre cada una de las hamacas dispuestas en todo lo largo de la palapa del lugar, hasta que todo el jolgorio se transformo en un sepulcral silencio, roto repentinamente por algún ronquido, o por el sonido nocturno del campo, entre perros aullando, grillos, búhos, y demás fauna silvestre, me fui hundiendo lentamente, en un sueño profundo y relajante…de repente, ¡Zas!, el sueño se esfumó, la oscuridad me envolvió entre sus brazos, los sonidos se juntaron de manera simultánea en mis oídos, me descubrí en una hamaca muy cercana al portón del lugar, justo enfrente de un maizal, escuchando el cantar de una paloma que tenía su nido encima del palmar, y así, poco a poco mi visión fue ajustándose a la oscuridad, pudiendo admirar una hermosa noche con mucha luz de luna, iluminando la extensión completa del maizal frente a mis ojos, todo era una combinación de éxtasis y nerviosismo ¿Alguien dijo miedo?...y sin darme cuenta, frente de mí, se poso una sombra que minutos antes no había estado en ese lugar, o al menos no me había llamado la atención con anterioridad, me preocupó el hecho de que uno debe de tenerle más miedo a los vivos que a los muertos, que fuese algún individuo pretendiendo delinquir sobre nuestra situación, todo mundo dormido y medio ebrios, éramos una presa fácil para cualquier grupo de malandrines, sin embargo, nada sucedía, la sombra permanecía inmóvil frente a mi, podía notarse perfectamente el contorno de sus vestimentas, un overol enorme, una camisa de manga larga, y un sombrero de paja, podría jurarles que inclusive lo apreciaba mascando algo lenta y precisamente, simplemente, observándome…era algo completamente hipnotizante, mi cuerpo estaba paralizado, mis ojos fijos hacia esa sombra, y no sé, si fuese que me quedé petrificado y mirándolo muy fijamente, que sentí como si diera unos pasos hacia mí, alargase su brazo y quisiese acariciar mi cabello, o simplemente, ahorcarme, no sé, mi piel estaba erizada, mi corazón latía a mil por hora, el búho incrementaba su recital nocturno, y la sombra cada vez se encontraba más cerca de mí…de pronto, ¡Zas!, un rayo de luz lunar le iluminó el rostro parcialmente por debajo de su sombrero de paja, pude observar una mirada cansada, vacía, en blanco, casi transparente, unas manchas en un rostro sin vida, que, al darse cuenta de mi impresión, muy tranquila por cierto, pero no por eso sin miedo, simplemente, se echó para atrás, atravesó el maizal, espantó a algunas aves que emprendieron el vuelo bajo un graznar impresionante y ensordecedor, los perros ¿o eran coyotes? Aullaban a la luna que bañaba el campo con su luz siniestra, y de repente, el sombrero se perdió entre el sembradío, mi corazón se estabilizaba, mis ojos, simplemente, se cerraron…al día siguiente, me atreví a preguntarle al encargado del terreno si enfrente había algún espantapájaros, o simplemente, algún cuidador, o si pasaba gente caminando a altas horas de la madrugada, la respuesta que obtuve, me llamó la atención, simplemente, nadie, estábamos bastante alejados de la comunidad más cercana, solamente existía ese terreno habitado, y por consiguiente, nadie más que él pudo haber transitado por ahí, pero él, se durmió desde que nosotros aún cantábamos alrededor de la fogata, aumentando a su respuesta, al verme muy intrigado por saber de algún extraño merodeando el terreno, me comentó, que hacía muchos años, el antiguo dueño del terreno de enfrente, un granjero solitario, de repente, se quitó la vida de un escopetazo justamente en medio de su maizal, estaba endrogado de severas deudas, vivía solo, su esposa e hijos lo habían abandonado, orillándolo a llevar a cabo semejante acción contra su vida, acabándola…aquella nueva noche, cambié de lugar mi hamaca, procuré terminar suficientemente ebrio e inconsciente, para no volver a despertar en plena madrugada, y no volver a ver, aquella sombra, aquella mirada vacía que me congeló la madrugada previa…nunca más volví a insistir en regresar a dormir a aquél terreno, pero a mis padres no les importó, y regresé muchas veces más.

1 comentario:

Jacka [Killer Queen] dijo...

Que miedo!!!!!!!! está buenísimo su relato!!!!!

espero que se me olvide dentro de unas horas porque sino seguro soñaré con ese señor!