Sonrío al verte desnuda ante mí, mis párpados se niegan a cerrarse, contemplo las curvas sinuosas de tu ser, me entrego por completo a idolatrarte, eres la musa que todo artista desea tener plasmada en su lienzo, elevo del suelo tu cuerpo y te coloco en un altar, eres la ninfa del bosque que me ha seducido en su dulce canción, tu voz es la dulce melodía que el trovador buscaba entre sus cuerdas al cantarle a la luna, eres el motivo de los celos del firmamento pues brillas más que todos los astros que están clavados en él…sonrío al escucharte suspirar, mi cuerpo se eriza al sentir la calidez de tu aliento, me sumerjo en un viaje onírico con los ojos abiertos, con el corazón vibrante ante tus caricias, dibujo en tu ser un número mágico que multiplica tus sensaciones y las divide en incontables alegrías, tu voz se introduce en mí sigilosamente provocando una descarga fugaz de energía viva que se apodera de mis intestinos y alimenta mis idilios…sonrío al verte desnuda ante mí, mis párpados se contienen, mis piernas tiemblan, mi cuerpo se entibia canalizando la energía contenida en mi interior, el sudor hace presencia en mi cuerpo y mi corazón avanza más deprisa de lo usual, hueles a vida y a esperanza, inunda mi olfato con tu esencia y transpórtame a un mundo sin pies ni cabeza…sonrío al verte sonreír, al saber que piensas lo que sueño en la oscuridad, sonrío al verte mirarme, al saber que miras lo que alguna vez soñaste…sonrío al despertar y verte desnuda cerca de mí.
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