jueves, 14 de junio de 2007

Soledad

Es normal tener miedo, ¿quién no lo ha tenido alguna vez en su vida?, el iniciar una nueva etapa en la vida de cada individuo conlleva muchas cosas, la vida que termina se añora y se estima cada día más, no hay paso atrás, la retirada es de los cobardes, no todos los solitarios son cobardes, algunos son admirados por el simple hecho de intentarlo, pero el intento no lo es todo, el éxito es lo que todos anhelamos, para eso nos aventamos a nuevas cruzadas, no aceptamos un “no se puede” eso es para los débiles, pero la compañía crea fortaleza, aunque ésta no sea presencial existe tras nuestro. La soledad hace flaquear al más duro de los osados pero las ganas de lograr ser lo que se desea fervientemente impulsa al más débil a lanzar la piedra y derrotar al Goliat del fracaso, ¿Quiénes somos sin el miedo a la derrota?, esa adrenalina que corre por nuestras venas al enfrentar un nuevo reto, es la droga que todo yunkie necesita para hacerle frente a las adversidades.

El silencio de la soledad desespera, las pláticas inexistentes a la hora del desayuno o del beso de “buenas noches” que le damos al aire son sólo obstáculos en el sendero, la desesperación no lleva a nada, el que quiere lograr sus cometidos le hace frente, no se desmorona y se aprieta las ganas de llamar a casa y pedir un S. O. S.; la madurez a veces no llega en su plenitud, pero llega por partes , sólo hay que saber reconocerla y darle gracias al silencio que te apoya con voces lejanas de aliento.

Un soñador no debe nunca dejar que el más insignificante ruido moleste su soñar, concéntrese en la meta y libre con entusiasmo todos y cada uno de los obstáculos que encuentre en su andar, aprenda de sus errores y mejore sus resultados, el que persevera alcanza pero el que razona se mantiene, no es llegar por llegar, es saber como se llegó y como se mantendrá.

Es hora de correr solo, es tiempo de levantarse con nuestras propias piernas de cada tropiezo que cometamos, sé que duele, sé que cuesta trabajo pero ya nos enseñaron a caminar, ya nos dieron las herramientas para lograrlo, sólo es necesario saberlas emplear en el momento adecuado; la soledad enseña más de lo que uno quisiera asegurar, aunque ésta nunca sea completa, no existe nadie sólo, siempre hay alguien por delante, por detrás y por los lados, el hecho es que uno nunca se encuentra sólo, uno es quien es por TODO aquél que ha intervenido directa o indirectamente en su formación, por eso les doy las gracias a todos por hacerme lo que soy, nadie es perfecto eso dejémoselo a las deidades, el humano es perfecto en la imperfección.

1 comentario:

rogelio garza dijo...

ei, a veces la soledad es tu mejor compañera y a veces se convierte en tu peor pesadilla.

vinimos a este mundo solos y nos vamos de él solos.