A quien corresponda:
Hola, ¿Cómo estás?, realmente espero que bien, para ser sincero he escrito muchas veces la presente, y así como he escrito líneas y líneas, así he borrado párrafos completos, y es que la razón principal siempre ha sido el temor de no poder plasmar con letras las palabras que rondan en mis pensamientos; ha pasado tanto tiempo ¿o es que en realidad el tiempo no importa y en ocasiones ha sido imperceptible? La cuestión es que aún te busco en mis recuerdos, aún manejo mis sentimientos como si fueran granadas sin seguro, en ocasiones dejo que me exploten en la cara, pero en la mayoría de las veces las arrojo hacia el camino embotellado ¿por qué tengo que sufrir en soledad cuando hay gente que pueda hacerme compañía? En fin, me sigo haciendo pendejo y doy vueltas para nunca llegar a la meta, es que me gusta conocer nuevos aspectos del camino, y al cerrar los ojos y recordar lo que acaba de pasar, lo que ha pasado y lo que ha escrito nuestra historia, siempre encuentro detalles nuevos que antes no me había fijado; ¿Cuántas veces el ser humano es capaz de cometer el mismo error sin percatarse que es suya la culpa? Y en retrospectiva duele más, el análisis sistemático de una revisión generalizada de lo que ha sido mi vida en el mundo rosa y cursi del amor siempre ha sido dañino para mí, porque en múltiples ocasiones el que comenzó a cometer los errores era yo, y cuando no era yo, el daño del fracaso es curado con una simple disculpa personal al saber que no fue por mí…pero, y a todo esto, ¿lo nuestro fue mi error o nuestro fracaso o tu irresponsabilidad?, nadie lo sabrá, solamente tu que recibiste la presente sabrás el significado de la misiva, de mis palabras, de mi arrepentimiento, de mi penar o de mis reproches…recuerdo el primer beso, el posterior “sí, quiero ser tu novia”, la primera cita, la primera discusión, el primer malentendido, nuestra primer película, nuestras intimidades, mis vicios y tus mañas, mis obsesiones y tus exigencias, mis decisiones y tus influencias, mi estupidez y tu infidelidad, mi ego y tu intolerancia, mis infidelidades y tus perdones, mis libertinajes y tus paranoias, mi confianza y tu ligereza, nuestras diferencias y nuestras complicidades, nuestros secretos de alcoba y nuestras inseguridades…sigo siendo el mismo moreno, de complexión media, de lentes empañados, y de cabello rebelde, de ideas tontas y pensamientos orates, el mismo idiota con estomago sin fondo, con el sudor en la frente, con mis dientes mordiendo mis labios, el mismo individuo de gustos musicales completamente distintos a los tuyos, el mismo ignorante que influye de manera indescriptible en tu forma de ser tan definida, el mismo hombre que metías a rastras al cine a ver a Julia Roberts en su enésima versión de Mujer Bonita, aún sigo siendo el mismo que te decía tus verdades cuando la ropa no te quedaba como tu imaginabas, el mismo amante atrevido que sabe en qué parte tocarte, el mismo niño virginal que se asusta al sentir tu mano en mi entrepierna, el mismo que ignora lo que haces cuando no estoy contigo y sin embargo no se come las uñas pensando mal aún sabiendo que eso te enojaba, aún sigo deseando el momento en que antes de dormir te pongas crema en tus piernas, sí, aún sigo siendo el mismo que siempre he sido, con más años encima y con el colmillo arrastrando por los suelos, el mismo que hoy decide ser diferente y mañana amanece siendo el mismo.
Siempre tuyo, en la incomodidad de la lejanía, en tus sueños inconscientes, siempre tuyo en mis pensamientos de medianoche:
El que corresponde.
martes, 19 de agosto de 2008
Sin Destino / Sin Remitente
Etiquetas:
Desapuntes del corazón sin cerebro
Suscribirse a:
Comentarios de la entrada (Atom)
1 comentario:
todas las veces...
podemso cometer el mismo error y jamas percatarnos de nuestra culpa.
gracia spor leer =)
xoxo
gracie
Publicar un comentario