Muy por debajo de las cenizas enterradas en el olvido,
Densidades diferentes de lo que es querer y amar,
Fluye una corriente de lágrimas, sangre y pensamientos rotos,
Entre los poros de mi piel, descienden al infinito, azules humaredas de mi alma,
Fueron vaciándose mis depósitos de cordura,
Recolectando los residuos de algo que, alguna vez latió,
Ahora es, solamente silencio, lo que me despierta en la oscuridad,
Reptan las caricias de la soledad, desciende el dolor por su propio peso,
Y fluyen, muy por debajo de mi ser, mi música silvestre.
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