Descubrí un mar debajo de tu falda,
Un sabado a la medianoche,
El manto de estrellas impregnadas de ti
Era tan solo un rumor,
Rubor de la brisa que devoraba tu nombre.
Sube nube, desciende fuego,
La estrella que me devora explota en tu interior,
Recordar, es vivir, viviendo en un sueño sin tiempo,
Sin ser más que un cuento de hadas sin censurar,
Al calor de dos astros en la bajamar.
Ondulante, el oleaje no paga pasaje,
El mar se abre camino por los recovecos de mi locura,
Tu cintura, libro novel de mis disparatadas aventuras,
Se sumerge en el espejo soluble de mis ansias reprimidas,
Reflejos que se antojan impenetrables, oleaje sin equipaje.
La luz del tiempo luce opaca en la distancia,
Soltar las velas y zarpar,
Luces que deslucen en la superficie de la oscuridad,
El reflejo del firmamento en el espejo de Poseidón,
Descendiendo...directamente hacia el mar.
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