La Suplica de un Amigo Arrepentido

No sabia que te iba a volver a ver, que me ibas a volver a sonreír como me sonreías antes, que me ibas a volver a decir amigo como antes de echarme a correr, que tus palabras no iban a tener ese tono sarcástico con el que se hablan los alejados, que tu sonrisa no iba a ser fingida, que en la oscuridad aún iba a encontrar tu mano y me la ibas a agarrar, debo aprender a dejar de dar por hecho alguna idea que salga de mi mente, si no la escucho de tu boca y no la miro en tus ojos…es sólo una suposición estúpida. Las amistades son para siempre y el que no perdona no es amigo, pero menos amigo es aquél que nunca pide perdón sin que se le obliga a hacerlo. Por eso hoy estoy dispuesto a escuchar todo lo que tengas que decirme y echarme en cara, si no estuve a tu lado en las malas, si no supe darte el consejo buscado, si mis brazos no te abrazaron cuando debían haberte abrazado, aquí estoy…amiga…perdóname por favor…gracias nunca más volveré a fallarte.