domingo, 7 de junio de 2009

Descanso Dominical

Hacía rato que no me tomaba un domingo para caminar y perderme entre la gente, tenía rato que mis domingos se resumían en salir de mi casa, ir a comer, entrar al cine y adiós mundo. Hoy sin embargo, decidí pasarme el día completo en la calle, mover un poco más de lo normal mis piernas y perderme en las calles de esta hermosa ciudad, Puebla.

Comencé la partida dominical con un desayuno, por cierto, nada nutricional, unos tacos de carnitas estilo Michoacán y un par de sangrías caseras (sinceramente, mi perdición por estos rumbos). Ya con el estomago contento, me dirigí rumbo al zócalo de la ciudad, a caminar y disfrutar de los bazares de mercancía de media o de última mano; zigzaguear entre puestos ambulantes, detenerme para buscar unas cuantas antigüedades que me tienen encargadas para comprar y llevar a Campeche (unas planchas antiguas grabadas y un fonógrafo antiguo), buscando muebles para vestir mi nuevo departamento, y una que otra curiosidad que puede encontrar uno si se pone a buscar en los lugares indicados.

Me detuve unos minutos, casi una hora, en una librería – cafetería que me gusta mucho, cercana a la oficina donde me paso todos los días de la semana, motivo por el cual la cantidad de sueños de este blog ha sufrido una notoria disminución; desde enero el tiempo ha dejado de ser el juguete exclusivo del diablo y a pasado a formar parte de la vida laboral de la industria de la ingeniería poblana, calculando y diseñando nuevas estructuras para su futura construcción. En dicha cafetería, me detuve para disfrutar de un exquisito café irlandés, el clásico café con piquete, un poco de cafeína con su añadidura de whiskey, sinceramente, una delicia. Acompañando el momento con un libro de cuentos eróticos que me prestó un amigo; lástima que he estado un poco enfermo de la garganta y no pude acompañar ese momento con unos camellos que desde hace una semana no pruebo.

Como el día era joven, y el clima se prestaba para seguir a pie y disfrutar el calorcito de mediodía, decidí seguir mi recorrido a pie, así que me dirigí rumbo a la avenida Juárez para admirar un poco de la arquitectura y el paisaje que se puede apreciar por esa zona. Me dieron ganas de descansar luego de varias cuadras bajo el sol, así que decidí ingresar al “casino” propiedad de Televisa, “Play City”, así que depositándole a mi tarjeta de juego unos $200, me distraje un par de horas, ganando y perdiendo lo ganado, el chiste es que me la pasé bastante entretenido y aprovechando esos instantes a solas, me dieron ganas de abandonar esa central de vicio y apuestas “legales”, y me dirigí hacía el cine.

Como muchos sabrán, soy un declarado cinéfilo, me fascina pasarme un domingo viendo una o dos, incluso he pasado de ver tres películas en un solo día, si es que no hay nada mejor que hacer. Eso sí, aventándome el recorrido a pie, para seguir cumpliendo con el cometido que me tracé antes de salir de mi domicilio. Llegué al cine, con una botella de a litro de agua, y un poco acalorado, decidí tomarme mi tiempo y pensar qué película ver, había de a dos opciones: Wolverine (¡Odio determinantemente las películas de superhéroes!) y Los Secretos del Poder, que por obvias resultó la ganadora, es que para mí, Russel Crowe es un excelente actor, y por experiencia, una garantía de que será una buena película…y lo fue. Unas dos horas de una exquisita serie de suspenso e intriga y de mantener al público completamente en silencio (¡odio sentarme cerca de cotorras y gente que solo va al cine a chismear!) y al borde de sus butacas, para concluir con un muy bien trazado desenlace, una película muy recomendable.

Al término de la función, sinceramente, me encanta salir del cine y tener una sensación de satisfacción en mí, salir pensando en algunos detalles del film recién visto y no salir como si no hubiese hecho nada sobresaliente. ¿No sé si me explico? Al salir del cine, tenía desde hace meses unas ganas mortales de entrar a un Italianni’s y devorar completamente una lasagna acompañada de media jarra del vino tinto de la casa, y ¿porqué no? Lo hice, es mi perdición, y por lo mismo evito hacerlo, pues es una grosería la cantidad de pasta que te sirven, aunque sea una delicia, si estoy con un estomago de señor que quisiera reducir con estas caminatas, imagínense si todos los domingos me doy este capricho italiano, estaría igual o peor que el buen Tony Soprano. Estuvo de 100 la cena, y el vinito ni qué hablar.

Para terminar el día, y no romper con la costumbre, me dirigí al mixup para comprar unos cuantos discos, sí también soy melómano, y me fascina buscar novedades musicales y devorarlas con mis oídos tumbado en mi cama y olvidarme de todo. Los discos que me convencieron en esta ocasión, fueron Testament (The Formation of Damnation), John 5 (Requiem) y White Lies (To lose my life), los tres ampliamente recomendables. Así que, en lo personal, un domingo muy a mi estilo de comienzos de mi estancia en esta hermosa ciudad que es Puebla. Ahora, a descansar del descanso dominical. Buenas noches y que tengan un gran inicio de semana.


(¡ahí estaré!)

4 comentarios:

Eva María Ashanti Zaragoza Marín dijo...

mi domingo fue prácticamente normal... mi cama y yo inseparables.

:D

Pd. yo vi UP

Jhon Brando dijo...

Sin duda Puebla es una ciudad mágica, llena de cultura, bellas mujeres, gastronomía y, por supuesto, peda. Siempre me ha gustado por la sensación que despierta de estar en un tranquilo pueblo pero con las comodidades de una ciudad…algo que desafortunadamente por estos rumbos se ha perdido. Nada mejor que dar el tour dominguero recorriendo varios lugares…ya no me gusta frecuentar mucho las librerías o tiendas de discos porque por lo regular mi billetera termina escurriendo en sangre. Saludos Don y seguramente la hermana república de las cemitas y el camote lo recibirá con los brazos abiertos.

“Buenas Noches, Buena Suerte”

Dendrita dijo...

Se me antojó tu Descanso Dominical! Yo este domingo también decidí caminar mucho e ir a una exposición a un museo; ya tenía tiempo que había dejado de lado las salidas a expos. Mucho éxito por allá!
Saluditos!!!

Agnes Milk dijo...

Para se un domingo ¡piensas mucho!
¡haces muchas cosas!
das miedo