lunes, 12 de mayo de 2008

La Llamada (El Ensayo)

Hola, ¿Cómo estas?, dijo él.
Silencio del otro lado.

Hablaba para saber de ti, hace mucho que no hablamos, y me preguntaba qué había sido de ti.
Silencio nuevamente.

Recuerdo la última vez que nos vimos, te veías hermosa con tus mallas blancas y esa blusa rosada, y tu inseparable chamarra blanca.
Un respiro nervioso.

¿Cómo te trata?, ¿Te ha dado lo que siempre habías deseado?, recuerdo me habías comentado que ya te habían comprado tu camioneta, ¿Qué pasó con el condominio?
Se quedó viendo hacia el cielo, y prosiguió.

Aún tiemblo cuando paso por tu antigua casa, sabes, aún vive tu antigua compañera de cuarto, ya hasta me saluda la muy desdichada, cuanta mierda me tiraba cuando llegaba verte.
Sonrió.

¿Aún vas a cenar a la misma carreta de siempre? La otra noche me preguntó el taquero por ti, creo que eso contesta mi pregunta.
Se sintió completamente estúpido, pero continuó.

Recuerdo como nos conocimos, un golpe de suerte debo admitirlo, te veías radiante con tu vestido amarillo, sonreí pero nunca imaginé que me devolvieras la sonrisa, estabas muy entretenida con tu amiga, sin embargo te acercaste a la mesa.
Una lágrima escurrió por sus cachetes.

¿Recuerdas la canción que sonaba cuando bailamos la primera vez? Cómo olvidarla, si nunca me gustó Duran Duran hasta esa noche, “Come Undone”, la primera canción, el primer encuentro…el primer beso.
La nostalgia se apoderó de su voz, se escuchaba y no podía disimularlo. El silencio continuó del otro lado.

Fue una noche estupenda, pero se hizo mejor cuando me diste tu número telefónico y quedamos en vernos el domingo.
Una risa divertida.

Una velada de niños, no nos cansamos de jugar hasta que nos dimos cuenta de la hora, y aún tenía que llevarte a tu casa…pero tú quisiste ir a la mía.
Volvió a ver el cielo, la luna brillaba como esa noche, y sonrió.

¿Cuántos domingos compartimos?, y sin darnos cuenta, los lunes, los martes, los miércoles y todo el fin de semana nos la pasábamos juntos…¿recuerdas?
El silencio era frío del otro lado.

Siempre preferiste la ensalada cuando yo devoraba la carne y las pastas, tú tomabas siempre agua y yo vino tinto…aún recuerdo la primera vez que te habló y estabas en la casa, desnuda y te temblaba el cuerpo, le decías TE AMO, y me veías fijamente.
Otra lágrima se escurrió de sus ojos rojos.

De pronto, me quitaste el miércoles, y sin darme cuenta el lunes y el martes se fueron con ellos, me privaste de tu presencia poco a poco, sabías que iba a regresar, y no me dijiste nada…
Prendió un cigarro y después de expulsar una cortina de humo, prosiguió.

Sí, estoy fumando otra vez, el vino tinto no le he dejado, y aún me acuesto abrazando tu almohada…recuerdas cuando me dijiste que me ibas a seguir hablando, que sólo me pedías no hacerlo sin que me avisaras, parecía un niño chiquito esperando a debajo del árbol de navidad a que llegara Santa Claus…
De nueva cuenta la risa divertida.

Fueron constantes al principio tus llamadas, tus mensajes, pero sin aviso de por medio, se perdieron, cada vez fueron más esporádicas…hasta extinguirse.
Destapó una botella de vino y se olvidó de los modales y se lo tomo directo de la botella.

Hoy cumplimos un año de esa noche mágica, ¿recuerdas?

Los segundos siguientes fueron eternos, y a lo lejos, una voz programada recitaba:
El número Telcel que usted llamó esta fuera de servicio.

Mañana le vuelvo a hablar.

2 comentarios:

Rose dijo...

Great once again great metropolis i have to admit you really touched me with this it took me back one year when i too when through the same thing with me so called loved one while i read this it brought back( all those tears and pleas). Really i have to hand it to you as a writer your incredible and definetely i give this 10 stars well deserved.

Lata dijo...

órale...
¿Eso fue en los ochentas?

cuántas veces imaginamos cosas así, aunque que sólo suceden en nuestras mentes...