Y perderme en tus pupilas cristalinas
Sería el mejor destino para un prófugo de caricias,
Una imagen reflejada y nacida de una fantasía,
Encerrado debajo de tus párpados, detrás de tu sonrisa.
Las celdas de tus ojos que reflejan una luz opalina,
Conducen sobriedades redundantes de mi pleitesía,
Una dualidad de caracteres, una disonancia complementa una armonía,
Enalteciendo las cualidades de la complejidad de tu anatomía.
Prisionero de mil batallas perdidas,
Saciad la sed de mi alma, mientras los cuervos saborean la delicia,
Un cuerpo encerrado en las fauces de serpientes mórbidas,
El perfume de tu sudor, saciará la dipsomanía de su sequía.
Y extraviarme en los senderos de tus caderas
Sería el mejor anhelo cumplido para un desahuciado de la vida,
Una señal instalada al final de mis días,
Enterrado en la piel de tu vagina.
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