viernes, 4 de diciembre de 2009

Reflejo

Tan solo es una cuestión de tiempo, para llegar hacia tu destino. Con la mirada atenta hacia lo que se aproxima, con el corazón desatendido de lo que fue, y ya no volverá a ser. El pasado ya arrancó demasiadas lágrimas a estos ojos de cristal, que ya reflejan la luz de un presente sin voces y deslumbran a un futuro sin guión. Nada está escrito, todo se ha dicho y algo quedará en el aire, con el viento, en una plegaria. En las gradas del destino, un espectador presencia el final del primer acto, sus aplausos son la prueba de su entrega, sus vítores son el símbolo inequívoco de una realidad sin originalidad, ya lo ha visto todo, y sin embargo, se entrega.

Sucedía cada vez que miraba su reflejo en el cielo, detrás de aquella ventana en la inmensidad del espacio, todo era reducido a un grito ahogado, en el océano sinfín de besos, caricias y orgasmos que se perdían en el olvido de una estrella difuminada en la vasta oscuridad. El tiro de gracia llegó durante su última incidencia, todo se apagó, era su rostro una esfinge sempiterna, sumisa y tremebunda. La daga de hielo cayó en su sonrisa, se negaba a morir en aquella fría y eterna soledad, e imploró a ese grano de polvo que brillaba en la tempestad, un segundo más de calor eterno.

La velocidad de un sueño se propaga inversamente proporcional al desplazamiento del delirio. Ser esclavo de la normalidad, abnegado pasajero del tiempo y sus verdades. Buscó cobijo en los recuerdos de un pasado sin desenlace, buscaba una continuación sin el reparto original, y se mezclaba con los sueños de un futuro sin espejismos. Era uno dentro de un dos. Los altavoces de su mente divagaban en el abismo de sus sábanas color piel, sin excusas ni argumentos sin validar, era uno solo en los recuerdos de dos.

Los gatos comprendían sus sentimientos, debajo de la luna sus ojos aceitunados lo adolecían, y le imploraban su redención. Pero, si en la noche todos los gatos son pardos ¿cómo descubrieron la diferencia que nos distingue? Soy deudor de 9 vidas y aún sobrevivo a los intereses de una morosidad del corazón ¿A quién le entrego mi alma cuando los roedores consuman mis entrañas? La luna será el testigo de que la oscuridad no será eterna cuando por delante, aún se refleja la luz de sus pasos en la bifurcación del destino que nos separó ¿o fui yo quien siempre caminó en círculos?

Sucedía cada vez que me asomaba al reflejo del espejo…y no encontraba nada.

1 comentario:

Rose dijo...

Wow!very Good metrópolis once again your post leaves mi pensative, i must say that i found myself identified with this piece.De hecho sin sonar cursi je je je je me robo una que otra lágrimita pero alfinal me encanto joven así que mis respetos y sigue escribien, viviendo y siendo. Saludos