viernes, 6 de noviembre de 2009

El Fin de la Inocencia

En la necedad del tiempo, la fortuna y el espacio,
Desperté con la vida consumida, el cuerpo extenuado y completamente desubicado;
Con mares en los ojos, desiertos en el alma y cordilleras en el entendimiento,
Descompuse las sonrisas vigorizantes, el latido mitigante y, la respiración;
Ante la locura de la sobredosis, la enfermedad y el vicio,
Me sumergí en aguas mansas, corrientes traicioneras y el lodazal del pecado;
Desde la integridad de los sueños profundos, los pensamientos púdicos y el resentimiento,
Navegué con la luna eclipsada, las estrellas escurridizas y me perdí en tu océano;
Bajo el panorama turbio, las posibilidades atenuantes y el inmenso vacío,
Divagué en historias blancas, pensamientos grises y poesías en technicolor;
Por la complejidad del amor, lo enigmático de los instintos y lo abstracto del deseo,
Sucumbí al deseo que reclamaban mis instintos, y lo confundí con amor.