lunes, 16 de marzo de 2009

7ma y Última Parte: Purgatorio

Caminó sin rumbo fijo, tambaleante, titubeante de sí mismo y sumido en todo lo ocurrido en su mente. ¿En su mente? Se encontraba en estado de desintoxicación de la vida, de su propia existencia y sus pecados. Bebió un largo trago de su café mientras zumbaba en sus oídos la estridente melodía que de su reproductor emanaba. Fumaba incesantemente y se negaba a introducirse en sus propios pensamientos, caminaba por robarle unos instantes a la muerte. Terminó derrumbándose en el frío asfalto de un callejón oscuro y solitario. De sus ojos salieron frías lágrimas de dolor, él sabía lo que le pasaba y se negaba a aceptarlo. Volvió a fumar. Cerró los ojos empapados por sus lágrimas y se perdió.

“¿Subes, bajas o te quedas?” Pronunciaba una voz lejana que lo despertó de su somnífero estado de reposo mental. Comprendió que había llegado el momento de elegir, y su alma se alejó de él para dejar al cuerpo decidir por sí mismo. Enmarcados frente a él, colgaban 6 escenas fragmentadas de los acontecimientos iniciados esa mañana en aquél insignificante café. Las penas que lo agobiaban deterioraban cada una de las imágenes frente a él. Las heridas en su cuerpo reflejaban los dolores que su alma había absorbido por sus acciones. Era momento de purificarse o terminar de pudrirse. No daba crédito a lo que acontecía en su interior, e intentó descifrar las imágenes frente a él.

En el bosque descubrió la libertad animal a la cual había renunciado por un mundo material. En el cielo se descubrió insignificante. En el desierto enfrentó a su mayor temor. En el glaciar recobró fuerzas de flaqueza. En la inmensidad del infierno se descubrió vulnerable a los placeres mortales. En la profundidad del mar comprendió que el cuerpo sin alma no es más que un caparazón olvidado en la oscuridad de lo material, que uno por si mismo es capaz de sobrevivir a los placeres terrenales.

Paralizado y pensativo, su cuerpo terminó de desintoxicarse, litros de lágrimas y sudor manaban de sus poros. Sus heridas se cerraron, y su alma regresó a su cuerpo, limpia y transparente. Despertó por unos instantes de su ensoñación. Su cuerpo no era el mismo, le faltaba el aliento, y de sus entrañas expulsó un grito mudo, distorsionado. Había vuelto a nacer.

3 comentarios:

Lileny Piña Moreno dijo...

mmmmm... Me deleite con 7 exquisitas tazas de café, me quedo con un buen sabor de boca y mas si el café era Hecho en Chiapas ( un pequeño comercial) jeje.

Dendrita dijo...

Todas me gustaron, pero esta última parte es la que más disfruté, sobre todo por el momento de elegir y el renacer.
Saludos!

Valeska dijo...

Super buenos todos!