miércoles, 23 de julio de 2008

Explosión Inminente: Entre Lágrimas y Buenas Noches

Es la hora estelar, el cuadro perfecto de la exposición de almas perdidas, es la premier a media noche de los espíritus que atormentan mi alma, apaguen las luces que el show está a punto de comenzar…oscuridad, silencio e incomodidad, el cuadro perfecto para ponerse a pensar, abandonar el cuerpo y subirse al tren de las emociones, soltarse del poder incesante que la gravedad abarca sobre mi cuerpo inerte acomodado sobre los pliegues de mi cama y elevarse hacia el cielo para poder ver el cuadro completo, la imagen a analizar: mis sentimientos…la basura cotidiana que normalmente alimenta mi organismo, palabras cotidianas que se acumulan en mis oídos y se quedan atrapadas en el umbral de mi cerebro, todas amontonadas esperando la fuerza insignificante que las derrumbe y ocurra el daño colateral de tanto esperar a que llegue el momento de la explosión…súbitamente mi mente comienza a funcionar, a canalizar los pros y los contras de cada situación, al respirar el aire fresco de la madrugada que pernocta para brindarme su apoyo y permitirme, simplemente, soltarme…es retomar el pasado y analizarlo como si fuese el presente, destruirlo, despedazarlo, reciclarlo y convertirlo en un nuevo presente con nuevas rutas para un futuro que poco a poco deberá culminar en un presente que se propague sobre mi conciencia y aclare las dudas y disuelva los temores de volver a ser, lo que siempre he odiado ser, un juguete en las manos de un escuincle que no sabe valorar el esfuerzo de las personas para ponerle enfrente lo que le brinda placer y bienestar y convertirlo en escombros dentro del closet del olvido…sigo dando vueltas en el tiempo, me estremezco con lo que pienso, me sobresalto con lo que deseo, tiemblan mis anhelos al darme cuenta que la explosión es inminente, que mis sueños ya no son de colores, que mis pesadillas ya no son grises, que el sabor de mi situación ha desaparecido, que son los momentos de calma antes de la tormenta, y la tempestad es inevitable…empiezo a darme cuenta de una cosa, que la oscuridad, el silencio y la incomodidad, se han evaporado en la luz del día, en el ruido cotidiano de la vida urbana y que mi cuerpo descansa entre tus suaves piernas y se entrelaza entre tus brazos que me aprisionan y me consienten y apagan la mecha que se acercaba a la detonación…es el fin de la ignorancia, es el fin de la infancia, es el fin de las lágrimas nocturnas…es el principio de una nueva reacción en cadena, que no permite rehenes ni el uso indebido de la fuerza, simplemente, los sentimientos se disparan al cielo y regresan por voluntad propia al lugar donde nos encontramos, juntos.

Los Auténticos Decadentes - Un Osito de Peluche de Taiwan

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