Domingos de Resaca

Sucedió un domingo, como éste, como cualquier otro,
La luz del sol de medio día, ardiente, abrasivo,
Fue el detonante de la implosión en mi cabeza,
Mi cuerpo yaciente, flácido, sudoroso,
Sufriendo las consecuencias de sábados de desenfreno,
Sábados etílicos, de humo de tabaco, de mierda de camello,
De cervezas de entrada, de whiskey en las rocas, de ron pintado,
De luces ardientes, fosforescentes, danzantes,
De ritmos electrónicos, caribeños y pesados.

Sucede los domingos, desde hace muchos años,
La boca amanece seca, los ojos ardientes,
Las piernas temblando, con ganas de seguir acostado,
La ropa tirada, los zapatos bajo el pantalón arrumbado,
La camisa con tu marca en el cuello, rojo carmín del deseo consumado,
Los recuerdos se amontonan como flash backs de inmediato,
Sucede los domingos, que llega lo que invitamos una noche antes,
Y en la mañana queremos que desaparezca de inmediato.