domingo, 18 de noviembre de 2007

Cuento de una Noche de Tabledance

Entró en un bar, de esos donde las chicas se desnudan delante de uno sin el inconveniente de el proceso de enamoramiento, de esas chicas que se sientan en tus piernas y te las calientan por cada copa que les invites, y cuando se acaba el poco dinero que llevas encima se paran sin decir siquiera “adiós, fue un placer convivir contigo”…acababa de pedir el veneno con el que se iba a matar esa noche, Ron, más aguas que colas…se dispuso a admirar el show de ésta noche, sin percatarse que alguien presenciaba su propio espectáculo particular, alguien mas contemplaba a su victima del día…platicaba con su mesero, el mismo de siempre, el que sabía en qué momento prender su cigarro, en qué momento traerle más hielo, cuando sin darse cuenta, lo abordó…era joven, casi una niña, al menos eso pensó al instante…cabello negro, lacio y suelto, llevaba encima algo que simulaba ropa, un micro vestido amarillo, suave, que dejaba ver su escultural cuerpo, sinuoso, perfecto…se sentó, y le entabló plática, él tímidamente le contestaba…su mesero le preguntó si le traía una copa a la “señorita”, él contestó que no, así, secamente, temiendo que al final ella se marcharía, pero para su sorpresa, ella se quedó…él se sirvió una cuba campechaneada, y se prendió un cigarro que apenas alcanzó a darle dos toques, estaba tan entretenida la plática…accedió al mesero servirle no sólo una copa, sino toda la botella de vino, (pinche licor barato que se lo reventaron en $500)…y así, copa tras copa, botella tras botella, se perdieron el asco, se tomaron confianza, se besaron como nunca lo había hecho él con una bailarina de aquellas, y ella con un cliente como él…quedaron en verse otro día, otra noche, adiós a los protocolos, adiós al negocio…se dio algo fugaz, algo que nunca había sido experimentado por ninguno de ellos…se dijeron palabras de amor durante el tiempo que duró el encanto…y sin embargo, pudo más el olor a billete recién salido de cajero automático que los clientes de ella sacaban antes de visitar su congal, que se olvidó de él…ahora, él sólo añora una cosa, su piel, su compañía, su amor de a gratis…pero en esta vida las cosas no se dan de a gratis, a él le costó más caro de lo que se hubiera imaginado momentos antes de entrar en ese bar aquella noche.

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